CAMPO QUIÑONES, El Pueblo que no Fue (parte1)

Boliche
Campo Quiñones… el legendario nombre llega una y otra vez a mí en palabras, comentarios o letras, como un llamado de los espectros del ayer que invocan mi presencia. Un llamado al que no puedo negarme. 


  
Residencia
Es un día frío y gris cuando doy marcha a la motocicleta y me dirijo hacia la población de Santa Clara de la Buena Vista, departamento Las Colonias, Santa Fe. El cielo amenaza con despedazarse en millones de diminutas gotas, pero ignoro su amenaza. Por su parte el viento es algo más difícil de ignorar.


Y
Recorro la ruta que he transitado una y otra vez de niño, desde que era de tierra. Al arribar al pueblo, muy bonito, de mucho verde, excelente limpieza y muy bien cuidado, consulto sobre mi objetivo. El dedo índice de mi interlocutor se pierde en dirección oeste, señalando más allá del pueblo, en la inmensidad del campo. Tras un saludo, giro el acelerador y recorro el camino rural que comunica esta localidad, con la de San Vicente. Son varios los kilómetros que transito sin ningún signo de mi destino. Ignoro cuanto tiempo o kilómetros recorro cuando el pequeño cartel blanco florece a mi izquierda, de entre la maleza. Campo Quiñones, 4 km.


escuela
De inmediato tomo el camino, ignoro las cubiertas que tratan de cerrar el paso, y a toda marcha como un niño que va a una heladería, me dirijo hacia el llamado, pero… un enorme pantano se interpone en mi paso. No queda otra, habrá que embarrarse. Y yo que no soy gran piloto para estas proezas, lo atravieso sin dificultad. Frente a mí, a lo lejos la veo, la silueta amarilla de la escuelita rural me anima a seguir.

Ermita San Miguel
Voy a toda marcha cuando antes de llegar a ella, a escasos metros, a un lado del camino una cruz de madera se dibuja contra el cielo. Me detengo. A su lado un pequeño oratorio, ermita o gruta, como prefieras nombrar, se eleva de entre la maleza. No distingo bien hacia quien esta dirigida, cuando mis ojos captan la enorme arboleda a su lado.





Ermita San Miguel
Camino hacia ella, sabiendo que algo se oculta allí y al llegar contemplo con dificultad, una INMENSA construcción de dos pisos, tipo hotel o conventillo, de escaleras exteriores metálicas. Se oculta tan bien de los ojos curiosos, que es muy poco lo que puedo ver de ella. No te voy a mentir, sus oscuros vanos se clavan en mi creando una sensación no tan bonita, como si algo o alguien me estuviera observando desde las penumbras. Así que me alejo en busca de mi motocicleta, que quedó frente a la capilla.

¡¿Pero y el boliche?!

Doy marcha a la motocicleta y me dirijo a la escuela cuando llego al cruce del camino, y emerge del otro lado, desde atrás de la arboleda. Ya nada mas importa. Todos mis sentidos se concentran en él. De inmediato detengo la maquina frente a su puerta principal. Camino unos metros alejándome de el para verlo en su totalidad y lo admiro, como quien mira una obra de arte.

Creo que ese primer segundo fue eterno, el silencio lo lleno todo, hasta parecía que el mundo se detenía, en la nada rural. Viejos muros de ladrillos desnudos daban forma a un enorme boliche, como no he visto hasta el momento. Parecía como perdido, fuera de lugar, como arrojado desde otro tiempo o lugar. Sus imponentes muros se elevan a lo alto y expanden a los lados dando la sensación de un edificio muy solido y resistente.

Casi puedo ver a alguien den antaño fumando en la puerta o algún caballo atado a la espera de su dueño. El viento comienza a hacer sonidos similares a voces y de algún sitio inexistente me llega la melodía de alguna tarantela o paso doble. El boliche me observa con sus ojos vacíos, mientras el viento hamaca la vegetación que trata de ocultarlo, para protegerlo del tiempo y el destino. Mis ojos recorren cada detalle, cada ladrillo, cada reja, cada hendija, mis manos lo acarician como si se tratara de un ser vivo, que quizás sea.

Me paro frente al vano de su puerta principal. Su interior esta en penumbras pero no dudo en mi próximo paso… entrar en su ser, en busca de algún secreto, de alguna historia…
por Rafa Theller 

Continuara...









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