Villa Guastalla (Centeno)
![]() |
Salón de baile |
Es un día agradable cuando doy marcha a la motocicleta y me entrego a los caminos y al destino. Recorro varios kilómetros cazando historias cuando recuerdo que alguien me habló de un paraje, en cuya cercanía me encontraba. El mismo estaba sobre la polvorienta ruta provincial 40-S rumbo a la localidad de las Bandurrias, dpto San Martín, Santa Fe.
El sol comienza a acercarse al horizonte, por lo cual no hay tiempo que perder y acelero el paso. Tras varios kilómetros de un camino de tierra transitable de cunetas profundas repletas de agua y mucha vegetación a los lados, en un cruce de caminos un viejo edificio se hace presente, como tantos otros, pero en este caso siento ese no se qué, que tantas veces te comento. Detengo la motocicleta y lo contemplo atraves de los cristales oscuros de los lentes y trato de ver mas allá del vano de la que fuera la puerta principal, que en otro tiempos tantos habrán anhelado atravesar impacientes, para vaya uno a saber que espectáculo disfrutar. Lo que vislumbro es un escenario, convirtiendo el edificio en un objetivo para mi cacería de historias. Entro al trote rogando que ninguna Yarara se cruce en mi destino, y una vez dentro, luego de respirar profundo contemplo las enormes dimensiones.
Me imagino las mesas y silla, la familias sentadas charlando, vecinos rurales intercambiando relatos, mientras cerca del escenario las parejas bailarían dando la vueltita disfrutando de prodigiosos artistas que harían del escenario su reino. Luego las imágenes se esfuman. Solo sillas rotas y los vidrios verdes de viejas botellas fragmentaras, pueblan el amplio salón. Un lechuzon me mira de lo alto, temiendo que el hombre vuelva al terreno del que se esfumó, y el pudo hacer suyo. Lamentablemente huyó antes de la foto.
Este salón era conocido como el club de Villa Guastalla, perteneciente a la cooperadora escolar. En él se realizaban cenas y bailes organizaros por Ludovico Cavallieri junto a la cooperadora de la escuela, las veladas de fin de año que reunían a toda las familias de la región, (naciendo mas de una pareja en los mismos) se remataban las sabrosas tortas, se veían películas, una de las mas recordadas la de Palito Ortega junto a Evangelina Zalasar y por supuesto las presentaciones de las famosas novelas radiales como la de Alfonso Amigo. El salón se construyo en la década del sesenta, cuando el señor Pozzo era presidente de la comisión cooperadora.
Me marcho del salón, club rural, maravillado sin comprender como de la nada lograban organizarse para tales fines y hoy ni siquiera se puede mantener, o nos podemos organizar para proyecto comunes. ¿Quizás uno antes necesitaba de la comunidad y la comunidad de uno y hoy vivimos nuestros mundos en estos aparatitos luminosos que llevamos en la mano? ¿Será hora de reencontrarnos?
![]() |
Escuela rural |
En este momento todavía no sabía dónde me encontraba. Regreso a mi compañera de metal, una vez más rogando que las Yararas no pongan el punto final a mi historia, y la despierto para seguir viaje. El sol se veía mucho más cerca de la tierra que del cielo, así que sin tiempo que perder reanudé el viaje, un paraje espera en algún lugar por mí. Acelero y a los pocos metros el cartel de madera trata de escapar de la vegetación para comentarme donde estaba, Villa Guastala, y unos metros mas una vieja escuelita rural se presenta. Detengo la marcha y la contemplo en silencio. El único sonido en aquel mundo, el viento y los pájaros, que parecían estar chismoseando entre ellos por mi presencia.
La escuelita exhibe orgullosa un añejo escudo de flechas cruzadas, mientras un antiguo y solitario busto, único rostro humano del lugar, se mantiene con ojos pétreos fijos en el camino, esperando a los alumnos que jamás regresaran. Vaya a saber cuántos soldados de la paz, habrán asistido a ella, para prepararse para la lucha de crear la patria. Pero hoy solo la nada deambula, observándome algo molesta, temiendo por mis intenciones, que no son otra más que armar el rompecabezas de la historia del lugar.
La escuela se llama Fray Mamerto Esquiu, numero 102, conocida por muchos como la escuela nueva, se construyó en la década del cincuenta. La gran cantidad de niños que asistían a clases eran llevados por sus padres en carros o a caballo, en tiempo que los medios a motor no abundaban, aunque una gran cantidad se acercaban ellos mismos en sus caballos o bicicletas. El glorioso momento más esperado por todos era el del recreo, al sonar la campana se abalanzaban hacia el patio a jugar al ladrón y la policía, la rayuela, a la pelota y por supuesto degustar de una formidable merienda para reponer energías. Algunos de los maestros que hicieron patria acercándose de otras tierras desafiando los caminos y las distancias, y que en más de una vez pasaron días en la escuela o en la casa de algún vecino, fueron: Carina Fraire, que se quedaba toda la semana de doña María Malizia de Mangiaterra, Juan Carlos fruto, Delfina Guzmán, Cleo Cavalli, Gladys Mendoza, Belkis,
El maestro Biaguioni, el maestro Ricardo Frutos, Cleonice Cavalo, el maestro Víctor Hugo Luna de Santa Fe (quién se quedaba hasta los viernes) la seño Ella Carina Fraire (quien hizo sus primeras practicas y a los pocos años falleció siendo muy joven) y Claudia Rosana Bianco, docente itinerante de nivel inicial en esa escuela en los años 1996/97 quien tiene los mejores recuerdos de sus ex alumnos y de sus familias que tantas veces la auxiliaron en el camino y dieron con tanto cariño en sus casas.
Hubo tiempos que una legión de niños asistían desde todas las direcciones a la escuelita fiscal, pero hoy casi no se los encuentra. Sería imposible nombrarlos a todos, pero acá te dejo algunos de ellos: Los hermanos González, Vilma, Roberto, Alfredo, Jorge, los hermanos Giménez, Pachón, Mariela, Alberto Balmasena, las hermanas Portela, Alberto, Aldo y María Angélica Serri, Adriana Maurenzi, Alicia Ester Mangiaterra, Pedro Garbuglia, Marta Martínez, Carlos Daniel Pozzo, entre muchísimos.
El día se apaga, las sombras se estiran, y espera un largo viaje a casa. Respiro profundo el aire de Villa Guastala, quien me enseña que allá en medio de la nada lejos de todo, existe un lugar que surgió de personas que trabajaron juntas por un fin en común. Lo contempló por última vez y casi siento a aquellos habitantes de antaño observándome con grandes sonrisas y le devuelvo una.
Me marcho ante los ojos vacios del club, quien me ve esfumándome de su vista, entre los caminos.
Rafa Theller
UBICACIÓN: Zona rural Centeno, dpto San Jerónimo, Santa Fe
ResponderEliminarcomprendo tus sentimientos, estoy en un camino parecido, para decir con tus palabras, "cazando historias". Eran famosas las cuadreras en Villa Guastala, un grupo de futbol, bochas. Imagino un domingo con el boliche a todo vapor....hermoso relato
Hola soy Nanci Portela Miranda, una de las alumnas de la escuela, mi hermana Belkis y mi hermano José también asistieron allí, hasta 1990, faltó mencionar una maestra, Luci Guadalupe Giampieri. Me dio mucha tristeza ver como esta mi escuela,desde que terminé séptimo grado, nos mudamos y no e vuelto, hoy tengo 42 años
ResponderEliminarHola conoci la escuela por que mi padrino de bautismo era Aniceto Biaggioni y su esposa Dora asta el dia de hoy mantengo una gran amistad con sus nietos mi padre hacia obras de teatro en la escuelita junto al maestro Biaggioni soy hija de Mario Perez que vivia en esa zona
ResponderEliminar