Boliche Picatti: El bar que esconde un legado único
![]() |
Fachada frontal del bar de Picatti, Gessle, Santa Fe |
Las mesas, marcadas por años de charlas interminables, acumulan historias de amores, batallas y nostalgias, mientras la barra se convierte en el reino de Picatti, quien, con su sonrisa cálida, observa el flujo de vida que recorre su local. Los lugareños, fieles a su cita diaria, se sumergen en tertulias que mantienen vivas las historias del pasado, mientras el lugar, como un refugio, ofrece consuelo a quienes buscan un poco de paz.
![]() |
Raúl Picatti |
En el aire, el vino, la risa y el arte se entrelazan. La musa del lugar observa en silencio, mientras las luces iluminan recuerdos que flotan como una suave melodía. Este bar, con su esencia intacta, sigue siendo un símbolo de la pequeña nación que lo vio nacer, sosteniendo su gloria en cada rincón.
Los Primeros Pasos del Boliche
Todo comenzó con la familia Tantera. En 1931, Juan Tantera y su familia, con esfuerzo y determinación, levantaron los muros de lo que en un principio se llamó "Sol de Mayo", un nombre que capturó la poesía del momento. Las mujeres moldeaban el barro para el adobe, mientras los hombres transportaban y levantaban los muros. En un acto de sacrificio, esa fecha marcaría el inicio de un legado que trascendería generaciones.
![]() |
Sol de Mayo, 1931 |
La Transformación del Lugar
Años más tarde, Oreste y Rosendo continuaron con la tradición familiar, cambiando el nombre a "Sala Rivadavia". En 1961, Oreste y Wilfrido lo renombraron "Sala Margareth", en honor a las mujeres de su familia. La magia del boliche seguía creciendo con el paso del tiempo, y en 1975, un joven llamado Picatti tomaría las riendas del lugar, convirtiéndolo en el primero fuera de la familia Tantera. Con él, el boliche vivió una nueva etapa, manteniendo intacta la esencia que lo hizo famoso.
![]() |
Interior del bar |
El Boliche de Todos
El lugar se convirtió en un centro de encuentros, donde bailes populares, bodas, cumpleaños y hasta elecciones de la reina local se celebraban entre música y risas. Artistas como Rosanna Falasca, con su voz encantadora, llenaban el aire de magia. La visita de personalidades importantes, como el gobernador Silvestre Begnis, también dejó su huella en este rincón de Gessler.
![]() |
Interior del bar |
Un Legado Artístico y Gastronómico
A lo largo de los años, el boliche se adaptó a los tiempos, pero siempre mantuvo su esencia. En una época sin papas congeladas ni prepizzas, todo se preparaba de manera casera. El trabajo desinteresado de mozos, asadores y cocineras contribuyó a crear una experiencia auténtica, mientras que Mirta, cuñada de Wilfrido, atendía al público mientras el artista llenaba las paredes con colores y magia. El legado artístico de Wilfrido Tantera, plasmado en cada rincón, aún persiste, invitando a todos los visitantes a admirar su obra.
![]() |
Mirta |
Un Lugar Vivo
Hoy, el viejo bar sigue siendo testigo de las historias de Gessler. En cada susurro y cada trazo de color, el alma del artista permanece, y el boliche sigue siendo un lugar donde las risas, las historias y las copas suenan, transportando a todos quienes cruzan su umbral a un pasado lleno de encanto. Un rincón donde el tiempo se detiene y el alma encuentra su refugio.
por Rafa Theller
![]() |
Clientes y amigos |
¿Te interesa descubrir otra sitio con historia?
👉 Haz clic aquí para leer la historia completa. 👈
Comentarios
Publicar un comentario